miércoles, 9 de marzo de 2016

el soldadito y la druida

Que hago aquí madre quitando tantas telarañas-
le preguntó el soldadito a la druida.
Y es que las telarañas son útiles-le dijo atontada de tanta luz.
Y porque es de día y aún no suenan las golondrinas-
Sabes que no es su día, pequeño, que algún día volaran a tierras lejanas-se sacudió el polvo y siguió observando.
Sabes?Algun día expulsaré a todos estos murciélagos y nos iremos a Africa.- exclamó efusivamente.
No es necessario. Ellas cumplen su cometido y se comen a los odiados mosquitos y Africa siempre estará ahí- le cogió el mentón y le dio un beso caluroso en la boca.
Todo se calmo por unos instantes y ya nada parecía ser igual que antes, antes ya no existía.
Una golondrina coqueta empezó a cantar sin aviso. El soldadito replico una sonrisa vertical y miro a la druida de nuevo. Antes ambos miraban solo el cielo.

Druida mia, porque algunos murciélagos no salen nunca a comer?-la pregunta parecía del aire pero alguien la tenía que hacer.
Cansados, agotados o quizá enfermos, en el último caso van sus madres a arroparles y le llevan alimentos. Aún estas con los muercielagos?-preguntó ya cansada.
Es que no entiendo tanta luz ahí fuera y tanta oscuridad aquí dentro, a veces me siento como un murciélago perdido y otras como esas golondrinas dormilonas.
Druida le miró con circunstancia de causa y se acicaló las halas.
La luz esta en todas partes y le acompaña la oscuridad, o no sabías que las druidas hacemos mejores brevajes en nocturnidad? Los soldados , querido soldadito hacen muchas preguntas y son listos por ello pero deben aprender a volar sin hacer demasiado ruido vaya a ser que quitar telarañas nos salpique a todos y entonces que harás?
Volar con ellas druida, volar con ellas sin parar.


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