domingo, 28 de junio de 2015

TIEMPOS DE GUERRA

Es curioso como a veces uno se que protagonista de su vida como si de una película se tratara. La gente ha visto demasiadas películas y se ha sacrificado poco por los demás, sobre todo las personas que no han aprendido de sus experiencias y que no se han quitado el dedo de la nariz.
Hacía tiempo que no entraba por aquí pero es que ser madre y vivir la maternidad de lleno implica tener poco tiempo para una misma, como todos los padres del mundo que se precien y se desvivan por sus hijos. Nada resulta sencillo cuando eres madre. Te asaltan mil preocupaciones y tu vida gira entorno a sacrificarte por tus hijos pero en todos los sentidos puesto que en el económico ya nos sacrificamos todos los adultos teniendo y sin tener hijos.
Ahora miro las caras de la gente y me siento extraña porque ya no soy la misma. He tenido que rehaprender para volver a aprender, romper mil esquemas, cantar mil canciones de cuna, quitarme de mi, de mi tiempo, de mi vida, de mis aficiones anteriores, de mis caprichos y mis gustos, de mi boca y mi estómago para dárselo todo a mi hija.
Y te sientes extraños porque por un lado te sientes mas adulto que nunca, mas coherente y responsable y por otro lado tienes que recordar como era la vida cuando eras un niño, ponerte en el lugar de tu bebé y ver a través de sus ojos, notar a través de su piel y comprenderle, mimarle, enseñarle a que no tenga miedos, a que explore la vida, a que sonría y cante y baile. Eso si, siempre respetando la libertad que su propia existencia joven necesita y pide a gritos. Cada niño es un mundo y cada llanto implica una necesidad.
He pasado por muchos laberintos este año pero definitivamente me quedo con Ariadne y Ariadne implica vida, duros esfuerzos, sacrificios, risas y llantos y un sin fin de experiencias vitales que te hacen cada día sentirte de modo distinto. Es como una aventura que corre inesperadamente hacia la vida y te empuja a sentir, a gozar, a llorar, a ser lo que nunca fuiste porque nunca estuviste subida en una empresa tan apasionante.
Y luego te asaltan las dudas sobre todo sobre sus necesidades e intentas no sobreproteger pero proteger lo suficientes. Así que andas todo el día subida en una cuerda floja de la que aprendes a no caer pero de la que en algunas ocasiones estás apunto de darte el porrazo del siglo. Por suerte yo aún aguanto y es que es imposible decaer cuando una cosita con ojos grandes y brillantes te pide a gritos tu compañía, tus mimos y te dice constantemente que tiene necesidades que cubrir con sus gestos.
Aún no entiendo como me metí en esta aventura pero estoy convencidísima que la vida lo quiso así, que debía ser madre soltera y debía luchar por una hija sin mirar atrás. A veces reconozco que miro de refilón pero no para ver las cosas malas sino para acordarme de las herramientas que me ayudaron a crecer. El trabajo me ayudó a sacrificarme y a valorar las obligaciones como tales. La gente me enseñó que mi esencia de niña y mi forma de ser especial era maravillosa aunque compleja. Y mi familia me enseñó que un niño no necesita dinero, ni una gran casa, ni una burbuja donde vivir. Que un niño necesita amor sin mas y aunque se cuente poco necesita mucha libertad para aprender a ser persona y poder llegar a amar, a bailar, a  ser uno mismo, a saltar de alegría.
Todo esto no lo escribo para nadie. Un buen escritor escribe porque pare sus letras no porque las letras tengan nombre o apellido. A veces nos sentimos identificados con las palabras de otros pero si nos sentimos aludidos tenemos un serio problema de autoestima.
Ari es mi luna y mi sol y ahora derrocho todo lo que tengo por ella y a veces dejo un rinconcito para mi y para los que me quieren, para la familia, para los amigos y para esos desconocidos graciosos que saben mirar a través de tus ojos y ver algo más que palabras, cuerpos, y ropa.
Antes de tener a Ariadne ya tenía una cualidad innata para ir al meollo de las cosas, para intuir, para deducir, para captar y presentir. Ahora que la tengo a mi lado tengo que aprender a entender llantos y risas, gestos y golpes, caídas y venidas y es curioso pero siempre es complejo. Los pobres niños no pueden hablar y digo pobres porque me consta que mi hija a veces se siente impotente y desearía comunicar lo que siente. Entonces busco y rebusco en su mirada y muchas veces la capto pero cuando no lo hago (porque nadie es perfecto) siento esa congoja que sienten las madres cuando desearías aliviar a sus hijos y no saben como. Igual que se ha sentido la mía cuando he pasado depresiones o mal de amores. Se te desgarra el alma literalmente y no entiendo como una madre puede mirar impasible a sus hijos cuando estos sufren. Cuando nos hacemos adultos ellas siempre estan ahí pero deben dejarnos volar, equivocarnos, sufrir a nuestra manera y siempre estar en la retaguardia por si acaso las necesitamos. Hay madres que sobreprotegen tanto a sus hijos que cuando éstos son adultos no saben enfrentarse a la vida y yo espero no hacerlo con Ari, aunque ahora que es pequeña es difícil no andar corriendo todo el día detrás de sus pasitos para que no meta la mano en enchufes o coja cosas extrañas que puedan hacerle daño.
El día a día es duro. Es todo un trabajo como el ser ama de casa que ha estado mal visto siempre pero que ambos trabajos son remunerados en Finlandia. España como siempre estará retrasada cincuenta años de muchos países evolucionados.
Hay mujeres que se reincorporan rápido al trabajo hoy en día cuando tienen hijos. Yo pienso que los primeros años son esenciales. Al menos los dos primeros minimamente. Y es que intento tirar para adelante económicamente  como puedo pero ahora estoy centrada en mi hija. Lo necesita puesto que los primeros meses yo estuve algo ausente por la depresión y ahora me solicita constantemente como si se quisiera cobrar todo de golpe. Por eso se me avalancha a mi y me abraza y me busca continuamente y me besa y me achucha y me da tanto que siento que lo que le doy nunca es suficiente. Y así andamos las dos. Con el corazón abierto de par en par amándonos con locura como se ama a la tierra, como se ama a las raíces.
Y me preguntas entonces porqué quiero volver a las raíces?

Son tiempos de guerra. La vida esta complicada y algunos se empeñan en complicarla más pero yo ahora voy a lo mio. Vive y deja vivir, ese era mi lema y lo retomo. Ella me esta devolviendo a mis raíces y está haciendo que yo recuerdo lo mucho que valgo y lo importante que he sido para muchas personas y lo importante que debo ser para mí misma. Comencé diciendo que algunos se creen los protagonistas de su vida.
Yo ahora juego un papel importante que mucha gente inútil me arrebató y yo me dejé pero no soy la protagonista porque ahora la principal y única importante es ella. Yo he pasado a segundo plano pero me siento tan viva junto a ella que me importa tres rábanos. Soy su satélite y ella una gran estrella y nadie podrá arrebatarme cada minuto que paso con ella porque cada segundo es pura y dura vida al rojo vivo, tan auténtica, tan vivaz, tan llena de ella y de mí.
Qué bueno... he recordado un chiste... después de tanta depresión he vuelto a sonreir gracias a ella!!!

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